Los humedales son los
ecosistemas en los que el agua es el elemento más importante del ambiente y el
que mayor influencia tiene sobre su flora y fauna. Ejemplos de humedales son
los manglares, ciénagas, turberas, marismas y esteros. Se distribuyen
prácticamente sobre todo el planeta, a excepción de la Antártica, en todos los
climas: desde la tundra hasta los trópicos, tanto en las zonas costeras como
dentro de los continentes.
Los humedales proveen de muchos e importantes
servicios ambientales: alojan a un gran número de especies importantes para el
hombre, purifican y mejoran la calidad del agua, ayudan a evitar inundaciones,
sirven de barrera para mitigar los efectos de eventos meteorológicos extremos
-como los huracanes- y capturan también una importante cantidad de carbono atmosférico.
En México, los humedales
están presentes en las zonas continentales y en las costas. Nuestra riqueza es
enorme: poseemos manglares, papales, tulares y Ciénegas, entre tantos otros.
Sin embargo, las
actividades agropecuarias, el crecimiento de las zonas urbanas y turísticas, la
extracción de agua y la contaminación con aguas domésticas e industriales, han
mermado esta riqueza natural. Muchos de ellos se han perdido -por ejemplo en el
caso de los manglares, se estima que en México tan sólo queda 64% de la
cubierta original- mientras que otros están degradados y seriamente amenazados
por la mano del hombre.